viernes, 27 de mayo de 2011

*[La que chilla y escupe y señala y la que llora en una silla]*

Existe la posibilidad, independientemente del porcentaje de éxito que tenga, de que el día de mañana gane un Cervantes, o incluso un Nobel. ¿Por qué no?
Existe la posibilidad de que el día de mañana tenga un trabajo apasionante, una vida plena y llegue a ser sabia, que es lo que siempre he soñado. Conocer, saber, aprender. Esa es mi vida. Crecer en cada uno de los sentidos en los que un humano puede crecer.
Ahora bien, actualmente ya hay gente que aprecia mi obra, o mi forma de pensar.
Mi gran pena es que nunca voy a llegar a la persona a la que he querido impresionar desde que tengo uso de razón. Da igual lo que yo escriba, lo que yo crezca, lo que yo sepa, lo que yo gane o lo que yo sea, que nunca seré suficiente para ella.
Todo esto: el blog, o mi persona, que al fin y al cabo es mi estación mental, caen en un saco roto. Todo esto sólo es uno de los múltiples intentos frustrados de una niña de llegar al corazón de su madre.

1 comentario:

  1. ¡No te fustigues a ti misma!
    Lo haces lo mejor que puedes.
    A veces es muy difícil impresionar a alguien en especial y creemos que nunca lo conseguiremos.
    Pero en tu camino deslumbrarás a algunos y alegrarás la vida de muchos otros, y eso tiene un mérito increíble.
    Aunque a ti no te parezca suficiente, te aseguro que lo es.
    Muchas veces, detrás de nuestra madurez adquirida, de nuestro aspecto, seguimos siendo esos niños pequeños y desvalidos que seguimos buscando la aprobación, que a veces ya tenemos, pero que queremos que nos muestren de manera efusiva.

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