La cuestión del ser
no es otra que encontrarse
entre aquello que ama
o disfruta.
El placer de hallarse
donde uno gusta,
de buscarse en sí
y saber quién es
y para qué está aquí.
A todos asusta
perderse en rincones
circulares
o calles solitarias
por los lares
de las tentaciones,
sin pensar que
unas manos solidarias
te arrastrarán a la luz
algún día.
No obstante, lo harán.
Volcarán
tu oscuridad
en un cofre
devolviéndote la alegría
y conservando la gracia
encerrada,
de lo que te han arrebatado
debido a tu ignorancia.
Enero/2011
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