sábado, 30 de julio de 2011

*[Camille Saint-Saens y mis Tibulinos]*

Los tibulinos son una especie animal de la familia de los unicornios de mar imaginarios.
El cuerpo de los tibulinos está cubierto por una armadura de placas o anillos de constitución ósea. No tienen aleta anal, al igual que los hippocampus o caballitos de mar. En su lugar tienen una cola prensil que se enrolla en espiral y les permite aferrarse a tallos y plantas subacuáticas.
Habitan en las aguas templadas de los sueños y se alimentan de los secretos más oscuros del  ser humano.
No necesitan el oxígeno para vivir, por eso no me fío de ellos.


*[Don't go]*

I stopped checking for monster under my bed
when I realized they were inside me.


*[Across the sea-Across the sky]*

He realized that he felt happy, something he hadn't felt in a long time.

She knows nothing.



*[Welcome to Reality]*

If you bite my lip or neck
You better start taking your fucking clothes off
Just sayin'

*[Leck mich im Arsch = Lámeme el culo]*

Para ti, que te gusta tanto Mozart.


Leck mich im Arsch!
Laßt uns froh sein!
Murren ist vergebens!
Knurren, Brummen ist vergebens,
ist das wahre Kreuz des Lebens,
das Brummen ist vergebens,
Knurren, Brummen ist vergebens, vergebens!
Drum laßt uns froh und fröhlich, froh sein!

¡Bésame el culo!
¡Alegrémonos!
¡Quejarse es inútil!
Murmullar, mascullar es inútil,
es la verdadera miseria de la vida,
mascullar es inútil,
¡murmurar, mascullar es inútil, inútil!
¡Así que estemos contentos y felices, alegres!

*[Fases del Amor]*

Que cada uno interprete lo que quiera, o pueda.


Gracias Héctor por hacerme ver el don que es poder admirar toda la magnitud de obras como esta.

jueves, 28 de julio de 2011

*[Como si el deseo no fuera conmigo]*

Su mirada se filtraba entre mis párpados con la misma intensidad que la luz de las farolas de la calle intentaban entrar al cuarto. Con la misma intensidad que la luz de la farolas de la calle intentaban alcanzarnos, a nosotros, que gozábamos.
Me miraba pausada, desde arriba, jadeando. Prolongando un momento que debía hacerse eterno, y sin embargo, fluía lentamente, dejándonos sin aliento y sin esperanza.
Mis manos ascendían por sus piernas y caían en su inabarcable vientre. Plano, accesible, vibrante.
Mi nariz paseaba por su olor, que ya no le pertenecía a ella, porque ella entonces era toda mía. 
Su pelo me hacía cosquillas en el pecho, sus pequeñas manos arañaban mis hombros. Era mía

Abrí los ojos en la oscuridad de mi habitación, oyendo las cigarras del parque. Otra vez ese sueño. Otra vez ella entre mis sábanas, en recuerdo de todos los días pasados que la cama se hizo castillo y foso.
Me senté en el colchón y me froté los ojos a sabiendas de que haría falta más de una hora para recobrar la compostura. Puse algo de música tranquila y me abandoné al poema que me había dedicado horas antes. Ese poema que me había alterado al evocar el calor y la música que nos hicimos sentir.
Eran sólo palabras, eran sólo recuerdos, era sólo pasado.
Pero era real, al fin y al cabo. El año que difería su presencia no había cambiado todo lo que sentía al verla, pese a la indiferencia que solía mostrar.
Que el deseo no iba conmigo, que no tenía ganas de probarla, de saberla, de hacerla mía.
Que no me perdía en sus rodillas al verla o no me excitaban sus rasgos.
Que no se filtraba entre mis párpados.
Las noches eran más días sin ella, que les oficiaba la luna y los tejados propios de agosto. Los despertares más reales, menos promiscuos y también igual de ajenos.
Como si cuando ella no estaba la situación era más aburrida, aunque no hablásemos, aunque evitásemos mirarnos. Podía fingir perfectamente que la química no me arrastraba al abismo. Así era más fácil.
Tan sólo debía mantener las distancias un poco más...
...

Sus labios en la nuca, en la nuez, en la oreja izquierda. Su hábil manera de distraerme del destino de sus manos, que bajaban, y bajaban y ah...
 ...


No podía dormir, o trasnochar entre momentos ya vividos, y dejarme llevar por el placer y los impulsos.
Debía estar sereno para afrontar verla sin tocarla, y aparentar que no sabía que todo esto estaba a punto de caramelo. Porque esa cocción desestabilizaba todo el año de separación.
Un único fallo, una contada decadencia y el foso y el castillo y el sudor se haría patente en menos que canta un gallo. Toda esa irrevocabilidad que parecía absorbernos con una simple mirada consentida, una charla agradable, inteligente y ya ni hablar del roce de labios.
Tan sólo debía mantener las distancias un poco más...
...
y todo habría acabado.

*[Tu piano, tus dedos, mi piel]*

Inspira.
Espira.
Tócame bajo esta luz que nos acontece,
tan callada,
tan oculta,
tan húmeda.
Inspira.
Espira.
Tócame un acorde mayor por el cuello
y baja al menor por mis caderas.
Inspira.
Espira.
Lo difuso,
tus dedos
mezclándose con mis notas.
Inspira.
Espira.
Despierta sudando,
yo desnuda,
a tu lado,
lamiendo las heridas
que hice un año atrás.
Inspira.
Espira.
El piano suena
anegado en dudas
y sumido en la desgracia.
La única forma de vencer la tentación
es cayendo en ella.
Inspira.
Espira.
Mi olor
tu olor
el almizcle.
El dolor del placer
el placer del dolor.
Tu olor
mi olor.
Inspira.
Espira.
La música y el calor.
Los movimientos se contorsionan.
La memoria aprieta
lo poco que le queda
de la música
del calor
de tu olor
de mi olor.
Inspira.
Espira.
Jadeos.
Es real.
No me dejes de tocar
hasta terminar la obra,
hasta que el piano vibre,
que yo vibre.
Inspira.
Espira.
Es real,
es calor
y es música.

miércoles, 27 de julio de 2011

*[Muerte]*


Es difícil entender
la ausencia de estos versos
si aquel coche
no hubiese parado.

Veintisiete/Julio/2010

*[Stop prejuicios]*

¿Has tenido alguna vez el fuego entre tus manos?
Una bola que ardía y ardía
quemando tu piel,
deshilachándola.
Una bola de fuego que pretendía denotar honor y orgullo,
que justificaba valentía.
Una bola de fuego que cuando era soltada
te hacía entender que sólo era dolor,
fuego.
Ni honor ni gloria.
¿Has entendido alguna vez por qué sigues con el fuego entre tus manos?

P.D.:Sigo sin saber qué demonios hacer con mi vida.

Que sea lo que Dios quiera.

lunes, 25 de julio de 2011

*[Lo que pienso, que dice Salinas]*

Esta vez aunque los sentimientos sean míos las palabras son de otro.Pedro Salinas sabe expresar perfectamente todo lo que quiero decirte ahora mismo:

Perdóname por ir así buscándote
tan torpemente, dentro
de ti.
Perdóname el dolor, alguna vez.
Es que quiero sacar
de ti tu mejor tú.
Ese que no te viste y que yo veo,
nadador por tu fondo, preciosísimo.
Y cogerlo
y tenerlo yo en alto como tiene
el árbol la luz última
que le ha encontrado al sol.
Y entonces tú
en su busca vendrías, a lo alto.
Para llegar a él
subida sobre ti, como te quiero,
tocando ya tan só1o a tu pasado
con las puntas rosadas de tus pies,
en tensión todo el cuerpo, ya ascendiendo
de ti a ti misma.
Y que a mi amor entonces le conteste
la nueva criatura que tú eras.


Pedro Salinas. La voz a ti debida.

sábado, 23 de julio de 2011

*[Situación tensa o No saber cómo mirarte]*


Con las letras inacabadas
y el pasado a las espaldas
ya no sé cómo mirarte.
Después de duelos
sin espadas,
acabados al empezar,
los labios se me han secado
al contemplar
que lo que vivimos
fue en vano.
Las tardes en la piscina,
las canciones al piano
y tu mano en mi espalda
no se antojan
buenos recuerdos.
Pero sí empañan
el ambiente.
Es curioso cómo la gente
pasa de ser todo
a mirarte de frente,
tras una mesa,
con la copa a medias
y sin sentir nada.


Veintitrés/Julio/2010 


 

viernes, 22 de julio de 2011

*[Fotografías]*


Lo nuestro no son más
que fotografías
grabadas en la retina
de un pez.
Una sardina
con memoria
de usar y tirar.

El objetivo que nos tomó,
allí y entonces,
se asemeja
a un caleidoscopio.

El fotógrafo
hizo un acopio
de fuerza,
allí y entonces,
para allanar
la intimidad
de pies filatélicos.

La película
nos sacó
fuera de contexto,
allí y entonces,
dejándonos en la estacada.
Y por remedio,
el autostop.

Justo cuando supimos
que saldríamos bien,
nos equivocamos.


Ocho/Agosto/2010

*[Globos de compañía]*

Me gustan los globos amarillos,
aunque a veces no sepa a dónde me llevan.
Me gusta atármelos en la mano y volar
hasta la hora de la cena.
A veces los ato por la noche a las cuatro esquinas
de mi cama
y viajo por encima de las pirámides mientras duermo.
Los globos rosas son demasiado azules
y los rojos demasiado verdes;
por eso me gustan los globos amarillos.
Lo digo por si algún día se te ocurre regalarme un globo
de otro color.
Me gusta cuando nieva y se me hunden por la cintura,
sin tocar el suelo.
Me gusta cuando los globos amarillos me despiertan
por la mañana
y me limpian la cara con una toalla húmeda.
Me gusta cuando los globos amarillos me dejan dormir
la siesta
para no pensar en el mundo.
Adoro la forma que tienen de hacerme el café, con leche y azúcar,
pese a su adversión a la cafeína.
Los globos amarillos me empujan a la calle si estoy triste,
o me dan pañuelos si lloro.
Los globos amarillos, al menos los míos,
suelen abrocharme el abrigo cuando hace frío
y darme post-it
con las fechas que no se me deben olvidar.
Los globos amarillos son unos globos maravillosos como
globos de compañía.
Hablo de lo que sé, que conste.

Enero/2011



*[Todo lo que perdimos al conocernos]*

Tú te considerabas pregunta y yo me sabía respuesta. No fue cuestión de egolatría sino de inocencia.
Tú te vendías para que yo te comprara, pero nunca quise hacerte mío. Quise hacerte feliz.

miércoles, 20 de julio de 2011

*[Distancia figurada]*

La gente piensa que sólo hay un tipo de amor a distancia, pero se equivocan.
No sólo se sufre con los pocos -o muchos- kilómetros que puedan separar a dos personas que se añoran, la ignorancia es peor.
Lo único bueno de las relaciones a cualquier tipo de distancia -tanto física como intangible- es darse cuenta de lo poco que importa esa lejanía cuando realmente te importa alguien.

*[Ina]*

Me dijeron el otro día unas chicas a las que acababa de conocer que tengo pinta de no haber llorado nunca por un tío. Decían que aparento pensar "ningún hombre se merece mis lágrimas".
Debe ser que la dulzura se me ha embotellado.
¿Dónde está la Marina que lloraba en la cama?
¿Dónde queda esa Marina?
La que se embobaba mirando a alguien, la que mandaba sms a sus amigos confirmándoles que, efectivamente, era Viernes, la que sonreía esperanzada, la que se enamoró, la que tenía miedo a perder cosas y momentos.
¿Dónde?
Y no estoy triste ahora, de hecho, eso le corresponde a la Marina dulce. Ina le llaman algunos.
Parece ser que el pragmatismo se me ha comido desde dentro, o algo así.
Me da pena que ahora mismo no podáis conocer a esa Marina, yo la echo un poco de menos. Pero, quién sabe, la vida da muchas vueltas, amigos.

lunes, 18 de julio de 2011

*[La cosa perdida]*

Le empecé a llamar "la cosa perdida" desde el momento en que el pronombre "él" me sonó típico. O tal vez todo comenzase cuando al verle un día mirando al infinito, la boca le tembló un breve segundo y los ojos se le iluminaron, pero volvieron a establecerse, como si aquel espasmo sólo se tratase de un espejismo.
Él era cosa por actuar con una total y deliberada carencia de racionalidad, y estaba perdido porque no veía más que oscuridad a donde mirase. No me entendais mal, la oscuridad no se basa en tristeza o dolor - que en parte, también- sino en un estado de luces inexistentes. Él no sabía a donde iba, pero tampoco tenía los ojos vendados. Lo peor de la oscuridad es que no puedes verte a ti mismo.
Es por eso que a lo largo de los años, la cosa perdida fue aferrándose como a un clavo ardiendo a toda aquella luz que viese pasar. Las agarraba y asfixiaba para ver, iluminados por su luz, su propio brazo, agarrándolas. No obstante, no eran unas luces muy poderosas, y tampoco estaban destinadas a morir a manos de un loco desesperado. Desesperado y perdido. La mayoría de esas luces no pasaban de espejismo, de oasis. Y volvían a sumirlo en una oscuridad absoluta.
Yo sabía que mi cosa sólo estaba perdida, por eso la solía dejar en la oscuridad sufriendo. No por cruel, sino por educadora. Hay que comprender que mi cosa perdida primero tendría que aprender unos conceptos básicos. A saber:
- La cosa perdida no debía esperar a otras luces para verse a sí mismo. El conquistar a cualquiera de esas luces y que le acompañase en su travesía correspondía a verse reflejado por otra luz ajena. Y él, aunque no lo supiese todavía, tenía una luz propia mucho mayor que cualquier incandescencia de pacotilla. Para encontrar la felicidad no debía buscar a nadie. Ni aferrarse a nadie. Él se tendría que bastar por si sólo, porque como ya os digo, nadie tendría una luz más bella que la suya. Así podría verse al menos y la oscuridad no le daría tanto miedo.
- Cuando dejase de ser cosa, tendría que dejar de estar perdido. Sin embargo, eso es imposible si estás rodeado por oscuridad plena. Para ver el camino necesitaría al alguien tan poderoso como para que su luz propia, además, iluminase el camino que él debía seguir.

Y únicamente cuando dejase de estar perdido -ya sin ser cosa- y fuera él sin sus circunstancias, sería feliz.

lunes, 11 de julio de 2011

miércoles, 6 de julio de 2011

*[Madrid 2011]*

Siéntete una más.
O no te sientas.
O desvanécete.
Pero por favor, vente a Madrid conmigo.
Y dime que iremos.
Aunque el dinero me escasee por la falta de trabajo o tu coche sea de gasolina, y no de diesel.

*[Definiciones]*

Esto no es una enfermedad, cariño.
Es una maldita novela rusa.

lunes, 4 de julio de 2011

*[Ajá]*

La vida no está compuesta por experiencias, sentimientos o emociones.
La vida se compone en su totalidad de sensaciones.