El cuerpo de los tibulinos está cubierto por una armadura de placas o anillos de constitución ósea. No tienen aleta anal, al igual que los hippocampus o caballitos de mar. En su lugar tienen una cola prensil que se enrolla en espiral y les permite aferrarse a tallos y plantas subacuáticas.
Habitan en las aguas templadas de los sueños y se alimentan de los secretos más oscuros del ser humano.
No necesitan el oxígeno para vivir, por eso no me fío de ellos.
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