jueves, 23 de junio de 2011

*[Contrareloj]*

Una vida media tiene las suficientes horas como para consagrarse a todo lo que uno quiere.
No dormiré, no. Pero no se me va a quedar nada pendiente, eso lo tengo claro.
Mi futuro está ahí arriba, y no me refiero sólo a los aviones, a los cohetes, al universo y mi ciencia particular. Me refiero a los sueños. No sé cómo será mi literatura dentro de una década, pero estaré ahí para verlo.
Si me tengo que quedar sin comer para comprar óleos, tened por seguro que no será la primera vez que pase hambre.
¿Conciertos privados? Innumerables.
Y tampoco dejaré de cantar aunque el hombre del tiempo diga a nivel nacional que Marina Teba Sánchez es la causa de la borrasca del Martes.
¿Los libros? Apilados. Junto a los discos rayados y las películas de edición de coleccionista.
El espejo de mi alma no serán mis ojos, sino mi casa.
Aún así, tendré tiempo de sobra para amarle y fugarme con él, a descubir nuevas cosas, a todos los países que se dejen ser pisados.

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