Hoy es el cumpleaños de mi padre, día trece de agosto.
El año pasado le escribí una cosa que me gustaría compartir con vosotros:
Quieres hacerme ver
que la vida
es hermosa.
Que creer en las personas
vale la pena
y arriesgar por los ideales
-con prudencia-
es necesario.
Sólo en ocasiones
-cuando no lo consigo-
tengo miedo
de contaminar
el mundo de tus ojos
con lo podrido
de los míos.
Luego te miro
y consigo
entrever
parte de esa maravilla
en la que me dices
que vives.
Ahí mi pesadilla.
Porque el problema
que acarrea
admirar a alguien
como yo te admiro
está en no saber
qué hacer
para agradecerle
su existencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario