domingo, 2 de diciembre de 2012

*[City is my Church]*

A la Iglesia hay que ir elegante. 
Vestir de largo es adecuado.
Se camina hacia el altar, por un pasillo de asfalto, agachando la cabeza a toda figura institucional que se vea. Las monjas, con mini falda y ligueros, te miran agarrando el rosario que se desliza entre sus canalillos.
Si pudieses tumbarte en el suelo para contemplar la cúpula observarías los frescos. Si alargases la mano probablemente tocarías el pigmento plata de las estrellas, pero no lo hagas, por respeto.
Mi Iglesia es la mejor del mundo.
En los bancos se ven rogando muchos fieles, desarropados, implorando a mi Dios cosas que nunca serán escuchadas.
En el altar todos bailan, exaltados de fe. Las vidrieras remiten luces de colores, que se desparraman entre los cuerpos, convirtiendo todo en espejismo. Se nos cuelan ateos a veces.
Los Jinetes de la Apocalipsis hacen acto de presencia a diario, con sus trajes de banquero, cabalgando en sus Bentleys. El único espíritu presente es el Espíritu del Éxtasis de aquel Rolls-Royce.
Cuando el cura pide que se dé la paz, los creyentes exhalan su aliento, los cuerpos se confunden y las vidrieras se empañan. Toda la Iglesia es Una sola. Y gime.
En mi Iglesia los pecados se confiesan en colchones.
Llega la comunión, como siempre, manchada de sangre. El cura puede ser cualquiera. Whisky por vino. La ostia consagrada se recibe directamente boca a boca.
Quién necesita cirios cuando hay farolas.
Podéis ir en paz.
No es cierto. Los cristianos se miran confundidos, desorientados. No podrán seguir inmaculados hasta la próxima misa sin ayuda. No podrán renegar del mal si están solos. Por eso rezan, hasta caer de espaldas y empezar a convulsionarse.

"Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre,
venga a nosotros tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo,
danos hoy el pan de cada día,
perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal.
Pues tuyos son el Reino, el poder y la gloria, por los siglos de los siglo,
 Amén"

En mi Iglesia, hermanos, la paz se haya en el féretro.

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