jueves, 17 de marzo de 2011

*[Si tiene problemas con su autenticidad venga a Yoes Anónimos]*

Llegó tarde a su primera reunión y al entrar quiso que la tierra se la tragara. La verguenza inicial del novato se acrecentó con el retraso, ya que al abrir la puerta un grupo de miradas curiosas se posaron sobre ella hasta que cruzo la sala y se sentó en la única silla libre. Todas se situaban en forma de círculo, a fin de que pudiesen contemplarse bien las caras. Unas caras fúnebres, e incluso algo paranoicas, que se giraron, tras la sorpresa, a mirar a la que parecía la líder: una señora con moño que sostenía un bolígrafo y un cuaderno de notas.

- Pasa, pasa, encanto. Te estábamos esperando- dijo con una sonrisa que no le llegaba a los ojos.

Se sentó, percibiendo el halo de fastidio de la mujer del pelo recogido, y esperó indicaciones.

- Bueno, cuentanos, cariño- cada vez sonaba más falsa.
- Esto... Hola. Soy Yo y soy demasiado yo.
- Hola Yo- cantaron al unísono todos los de la sala.
- Es mi primera vez aquí- continuó ella- y estoy un poco nerviosa. Sé que tengo un problema y por eso decidí acudir a estas reuniones.
- ¡Claro que sí! Ese es el espíritu, ¿verdad locos míos? Lo primero es reconocerlo. Con desquiciadas mentales como tú estas reuniones acabarán pronto- rió presa de su propia broma mientras los demás agachaban las cabezas o metían sus manos entre las rodillas-, continúa, continúa.
- Todo empezó el día que nací, supongo. Era demasiado yo para haber nacido, pero nací y seguí viviendo. La cosa no era muy grave porque aún no sabía hablar, ni pensar por mí misma. Mis padres lo dejaron pasar.
- Uy, que padres más irresponsables, cielo. Perdona, perdona- sonrió nerviosamente la mujer amoñada.
- Pues eso. Fue en mi adolescencia cuando más yoyee, empecé a escribir lo que supuso la hecatombe y en mi familia empezaron a extrañarse. Con mi familia me refiero a tíos, primos, etc. Mis padres lo intentaban mantener oculto.
- Ajá- la interrumpió de nuevo la ñoña del moño- y dinos, querida, dices que en tu adolescencia afloró pero ¿tienes algún antecedente en la niñez?
- Ah, sí, creo. Me regalaron un yoyó.

Todos los de la sala se echaron las manos a la cabeza. Muchos "oh", o aderezados como "oh, Dios mío", "Oh, Dios Santo" u "oh, madre del amor hermoso" cruzaron la habitación en una danza de susurros, y no tan susurros, que hicieron que ella se sintiese algo más mierda de lo que venía acostumbrando a sentirse.
La líder se retocó el pelo visiblemente alterada y empezó a garabatear con rabia en su cuaderno.

- Siéntese ahora mismo, señorita. No puedo dejar que altere a estos imbéciles emocionales.

La conmoción presente no la dejaba concentrarse en lo que quería decir.

- ¡Callaos alienados del diablo!- se retocó la chaqueta y se volvió hacia la chica- Voy a tener que pedirle que abandone la sala. No queremos perturbadas como usted que atenten contra los principios de estas reuniones. Repetid todos conmigo: ¡Adiós! ¡No queremos lunáticas como tú en Yoes Anónimos!

Todos los de la sala la despidieron con la mano mientras ella se iba por donde había venido, menos una chica, rubia y bajita, que saltó corriendo de su silla a abrazarla con un cartel en la mano que ponía: "Se admiten gays republicanos negros que se sientan poco ellos mismos". La mujer del moño tiró su libreta agarrando a la rubita por los hombros para devolverla a su sitio. La pobre chica del pelo dorado obedeció con un tic en el ojo repitiéndose a si misma que era poco auténtica, que era poco auténtica, que era poco auténtica hasta calmarse. La mujer estricta, sin embargo, se dirigió a ella con una última mirada de asco absoluto y espetó entre dientes:

- Vete, inmundicia humana.

Cuando ella le cerró la puerta en las narices, se sintió de nuevo menos cordero, más independiente, y eso le llenó el pecho por primera vez en mucho tiempo. Sí, tenía un problema en aquel mundo y sólo el definir la palabra mundo como algo que no la concernía era parte fundamental del asunto. Pero aún así, y precisamente por ello, le importaba una mierda.

2 comentarios:

  1. La decadencia del yo. Pensamos muy igual en esto. Me gusta.
    Mira hubo una peli que refleja esto y que me encantó cuando la vi. El club de la lucha. Échale un vistazo si puedes, tiene unas cuantas frases escalofriantes. Y basada en un libro que algún día me leeré.

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  2. El club de la lucha es una de las mejores películas que he visto, sin duda. Me impacto bastante, y el final...
    ¿Está basada en un libro? Yo también tendré que leerlo =)

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