martes, 29 de noviembre de 2011

*[Sueños de ayer y de hoy]*

El triqui troc del teclado, el triqui troc que le osculta.
Aquí no hay médico que valga, ni enfermedad a la que afiliarse.
Los tecnicismo avecinan una profesión que se cansa sola,
que se adormece entre líneas
que se borra al llegar la tarde.
Los problemas del sueño rompen la rutina
que es, a fin de cuentas, lo que más me mata:
la salud.
No podría decirte ahora que pienso en positivo
si sólo veo números rondando las páginas.
Las páginas que solían decir algo, que cantaban,
que respiraban y vivían.
Me conservo para resolver problemas,
me contradigo.
Quería ser humana, más humana aún
y acabe diseñando robots.
La relatividad estaba tras la esquina,
la penicilina
podría haber esperado
a que la humanidad se amase mejor.
No me divido en ideas, pues convergen en el mismo punto del que salen
y fluyen entre paredes de ladrillo o de papel.
Eso no importa,
ni el tiempo,
ni el camino,
ni siquiera yo.

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