jueves, 13 de junio de 2013

*[Le dedicaré mi ocio al suspiro]*

Qué bonito es aprender y qué tóxicas se me vuelven las letras. Me emponzoña el estómago este trasteo de asignaturas y exámenes.
Yo debería estar en Japón respirando. Haciendo la ruta 66. Descubriendo sexualidades imposibles en Tailandia. Escondiéndome en bosques suecos.
Me dijeron que Melbourne es muy bonita.

De qué me sirve tanto conocimiento si llevo casi 20 años encerrada en un escritorio y mirando por la ventana. Una ventana que nunca acaba y amenaza con la posibilidad de hacerse infinita, de hacerse eterno cristal.
Cuando termine de estudiar me centraré en el trabajo, en deslomarme para mantener un sistema que me tiene suspirándole al balcón. Le dedicaré mis ratos libres a la añoranza. Me contentaré con que el poco dinero que me sobra me permita llegar a la vuelta de la esquina.

Una vida es demasiado corta para existir y vivir a la vez.

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