Cómo le digo yo que mi casa no es mi casa
si le amo.
Que paso frío y me duelen los cafés,
que echo de menos la familia que nunca tuve.
Cómo le digo yo que soy huérfana desde el útero,
que mi cordón umbilical nunca existió.
Ni las meriendas caseras ni las sábanas limpias
transmiten ternura
en esta casa sin amor.
Y ahora que conozco lo que puede surgir de la dulzura
no quiero secarlo con mis manos insanas
con mi pasado carente
con mi ausencia de cariño.
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