Esta estación no es especialmente fría
ni se me cansa entre las piernas.
Tal vez, si la acaricio,
si la acaricio podría
dormir tranquila
hasta que llegue invierno
y se enfunde sus trajes blancos
su lana escaldada
su edredón de sueños
su mirar esquivo
sus manos nauseabundas
su delantal manchado
sus espinas suaves.
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