La ciudad envidia al campo por su pureza:
le quiere el verde,
le añora la vida.
Las pliegues de sus edificios
se marginan solos.
A veces entre callejones
lloran las tuberías.
Los días
pasan más rápido
y las emociones
enferman antes.
Los ríos menguan
entre barrios marginales.
Mi ciudad envidia el campo
y se crea bosques
por donde respirar.
Mi ciudad quiere ser campo
y yo quiero que sea ciudad
porque el campo no me gusta.
Me encanta. En realidad no he leído nada de lo que has escrito hasta ahora que no me haya gustado.
ResponderEliminarAunque lo ignores, a veces haces que me replantee algunas cosas..
xx
Me alegro mucho, aunque lo suela ignorar por falta de señales, de conocimiento, de conocerte.
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