Ellos nunca serían felices porque él tenía un pene a tres fases y ella un clítoris relamido.
Se conocieron en primavera, cuando él contaba tantas muchas y ella otras menos. Él era congruentemente infeliz pese a tener de todo, porque desde pequeño le enseñaron a "ser un hombre".
"Sé un hombre", le decían. Y él lo era, pero menos "hombre" que la mayoría, porque le gustaba llorar y deshacerse en la forma de las nubes de verano. Le gustaba el olor de las flores y los colores alegres. Le gustaba cantar, tener sentimientos y expresarlos.
Ella era, sin embargo, calculadoramente más feliz, pero totalmente desgraciada, porque desde pequeña le enseñaron a "ser una señorita".
"Sé una señorita", le decían. Y ella lo era, pero menos "señorita" que la mayoría, porque no le gustaba sentarse de manera elegante, ni le gustaban los abrazos, ni los ositos de peluche. Había veces que no podía llorar aunque la situación lo exigiese. Le gustaba ir despeinada y oliendo bien, pero no a lavanda.
La sociedad se conformaba al oirle a él sus comentarios varoniles y al ver que ella desprendía una gran feminidad.
Al conocerse él la invitó a cenar y ella se puso su mejor vestido. Se llevaban bien hasta que cogieron confianza. Lo único que les diferenciaba era que el tenía pene, y ella dos pechos. Por lo demás pensaban de manera autónoma.
Pero ellos nunca serían felices porque él tenía un pene trifásico y ella un clítoris muy repipi.
A los meses de verse, tras el beso de la tercera cita y los arrumacos en el cuarto mes, afianzaron la confianza con un poco de intimidad.
La primera vez él la besó, le tocó sin gracia y la penetró ya que tenía que "ser un hombre". Sin embargo, él preferiría hablar con ella y tocarle el pelo hasta el amanecer.
La primera vez ella se dejó besar, tocar sin sentir nada y ser penetrada ya que tenía que "ser una señorita". No obstante, preferiría hablar con él y jugar juntos a la consola.
Fueron cinco minutos en los que a él le dio un gatillazo y ella se quedó seca, como si nada hubiera pasado.
Y esque ellos nunca serían felices, porque él tenía un pene a tres fases y ella un clítoris relamido.
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