martes, 24 de diciembre de 2013
En un momento perdí una vida
Mi futuro ardía a 451 grados Fahrenheit. pero nadie percibía el incendio.
Mi piel quemaba, el humo ascendía y arañaba mis córneas, pero nadie apagaba las llamas.
El fuego se propagaba por todo un año, pero nadie podía apagarlo.
No pude salvar ni uno de los meses que me había reservado, ni una de las palabras que querría haber dicho. Se consumieron mis nuevos amigos, todos los pasos que iba a dar. La ciudad incierta quedó cubierta por cenizas. Mi Pompeya parecía el Big Ben o el Parlamento Europeo. La ópera de Sídney, tal vez.
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